TEORÍAS SOBRE EL JUEGO
A partir del siglo XX, se empieza a considerar a la
infancia con entidad propia y diferenciada del mundo
adulto. Desde este momento comienza su estudio por
parte de pensadores que se van especializando en la
niñez y convirtiendo en pedagogos. Como no podía ser
de otra manera, el juego como actividad que define el
mundo infantil es un tema de atención prioritario.
Durante el siglo XIX, Herbert Spencer, enunció
la teoría de la energía sobrante como causa del
juego. Afirmaba que en los niños y niñas sanos la
energía se acumula y cuando no es necesaria
para las actividades serias de supervivencia se
desahoga en actividades normales y expansivas
como son los juegos sin finalidad alguna.
En la actualidad esta visión que explica el juego
como liberación de energía se considera parcial y
superada, ya que plantea ciertas incoherencias: en
muchas ocasiones los niños y niñas, cuando están
enfermos o débiles, juegan para distraerse; existen juegos muy tranquilos que prácticamente no precisan
energía en su realización como los juegos de mesa. Por esto el juego no puede interpretarse
exclusivamente como esa mera liberación de energía.
Kart Theodro Gross, comienza su estudio sobre el juego de los animales, que entiende como
manifestación instintiva en los más jóvenes.
Entiende que los juegos de los animales superiores y las conductas imitativas de los niños y niñas en los
juegos son una preparación para la vida adulta.
Para Gross el juego es una estrategia instintiva que pre ejercita actividades y conductas que el adulto
tendrá que afrontar a lo largo de su vida.
Frederich Froebel considera que el juego es la actividad propia de la infancia y que a través del
juego libre los niños y las niñas aprenden lo necesario para incorporarse a la escuela.
Organiza las primeras Kindergarden alemanas como puente que une la continuación del ambiente
familiar, donde los niños y niñas realizan actividades lúdicas como preparación para su incorporación a la
escuela posterior.
Froebel creía que el desarrollo intelectual dependía de las percepciones sensoriales que se deben ofrecer
a los niños y niñas a través de los materiales en el juego, sin la excesiva intervención educativa de
personas adultas.
Hay que resaltar en Froebel una filosofía de vida, tanto para niños y niñas como para personas adultas,
es importante aprender a incorporar elementos lúdicos y traficantes en cualquier actividad que se
realice.
Puedes poner en práctica esta idea durante el estudio de este Módulo.
Durante la primera mitad del siglo XX, la concepción sobre el juego evoluciona y los pedagogos incorporan
factores psicológicos progresivamente más amplios que tienen vigencia en la actualidad.
Edouard Claparede considera que la verdadera naturaleza del juego no está en el comportamiento
exterior, sino en una actitud interna con la que el jugador encara su actividad, en el juego simbólico
“como si”, es la forma en que representan la realidad.
María Montessori elabora una metodología muy precisa sobre el juego-aprendizaje. El método
Montessori se basa en la capacidad de los niños y niñas de aprender sin esfuerzo a través del juego
(“mentes absorbentes”) y sin la intervención del educador o educadora.
Uno de los principales pensadores que han revolucionado la concepción del ser humano ha sido Sigmund
Freud, profundiza en el sentido subjetivo del juego que proyecta la situación del jugador que le sirve de
liberación de sus vivencias problemáticas.
Afirma que las frustraciones del pasado y los deseos reprimidos son los motores del juego.
Desde esta perspectiva, el juego responde a ecos del pasado,
al contrario de otros autores.
Una de las principales teorías de
Freud se inclina hacia la afirmación de que la característica del
juego es la ficción o simbolización, un residuo de los sueños
como recuerdo placentero que se expresa.
El juego proyectivo es considerado como un instrumento
terapéutico continuador de la obra de Freud; lo utilizan para
compensar los temores y angustias infantiles.
Piaget considera que el juego refleja las estructuras
cognitivas y contribuye al establecimiento de nuevas
estructuras. Gracias al juego, se adapta la realidad al niño
que puede relacionarla con otras realidades vividas.
Determina los deseos, ya que los niños representan en
sus juegos, los lugares que la sociedad tiene reservada
para ellos y en este sentido los juegos determinan el
deseo.
Mantiene una determinada transmisión de papeles sociales, por ejemplo de género.
Las teorías más modernas centran su interés en aspectos psicológicos de diferente índole. Entre las más
destacadas encontramos:
- La teoría psicoafectiva.
- La teoría gestáltica sobre el juego.
- La teoría del juego y la dinámica infantil.
- La perspectiva sociohistórica.
1) La teoría psicoafectiva: Winicott hace una interesante aportación a las teorías del juego, al considerar que este es una forma
particular de establecer relaciones afectivas con las figuras de apego. (Madre, padre y primeros
educadores)
Según la teoría de Winicott, las primeras experiencias lúdico comunicativas con la madre, comunes en todas
las culturas, son la base de la maduración de los niños, ya que posibilitan y potencian el desarrollo lingüístico. ("La imitación de roles en el juego no es indiscriminada, como no lo es nunca en la construcción del
aprendizaje ni de la identidad, se imita aquello que se valora".
Wallo)
2) La teoría gestáltica sobre el juego: Podría afirmarse que la gestalt es una escuela psicológica cuyos fundamentos son:
"La percepción humana no es la suma de los datos sensoriales, sino que pasa por un proceso de
reestructuración que configura a partir de esa información una forma, una gestalt, que se destruye cuando se
intenta analizar…".
La gestalt considera que la esfera del juego permite realizar las acciones sin un riesgo excesivo de fracaso.
Jerome Bruner coincide con esta idea, que extiende este sentido de "ámbito protegido" a la escuela en donde
los sujetos pueden experimentar sin correr excesivos riesgos.
Kurt Koffka, cofundador de la escuela de la gestalt, dirigió innumerables experimentos aplicando
sistemáticamente los principios gestálticos a una serie de problemas sobre el aprendizaje.
En ellos resalta la relación entre la organización y comprensión del mundo por parte de los niños y el universo
perceptivo que les ofrece el juego y su entorno. Koffka establece la intimidad como uno de los rasgos que
definen el lugar que ocupa el juego.
3) La teoría del juego y la dinámica infantil:
Buytendijk, entiende que los niños y niñas juegan por el
carácter de su propia dinámica y no con la orientación de
finalidad madurativa que proponía Groos.
Para Buytendijk el mundo del juego es el mundo de las
emociones, al contrario del mundo de lo cognitivo.
Se estima que existe cierta relación entre el tema de los
juegos y la clase social a la que se pertenece, así se puede
encontrar tipologías de juego diferente asociadas a oficios y
ocupaciones diversas; en cualquier caso los temas del rol son
más constantes en las niñas.
Es especialmente en el sentido de los roles sociales donde el
juego ofrece un campo abierto a los contenidos latentes.
Cabe destacar que estas características están cambiando, sobre todo en los juegos de los niños influidos por
la televisión que "ejerce" una influencia más igualitaria a través de las películas y transmisión de partidos de
fútbol.
Esto también se aprecia por la "imposición" de juguetes más o menos sofisticados (maquinitas, ordenador…)
que posiblemente no tengan tanto impacto entre las niñas, que se siguen "viendo representadas" en el papel
de futuras madres y cuyas preferencias siguen siendo las muñecas y las casitas.
4) La perspectiva sociohistórica:
Para Vygotsky el símbolo tiene una estructura que el sujeto interpreta en
claves culturales, a las que progresivamente se adapta y que configuran
su pensamiento.
Piaget no considera esta relación, entendiendo que en el juego el sujeto
aporta significados personales más en consonancia con la subjetividad
de sus deseos que con la objetividad de la realidad. El juego es un
entramado entre la acción, el símbolo, las reglas y modos culturales
que se relacionan entre sí, aunque en algunos juegos el peso se oriente
más hacia alguno de esos elementos.
Considera que en el juego el pensamiento evoluciona a través de la
imaginación y de la ficción. Éstas se materializan con el juego y en la
imitación de la regla adulta se aprende el sentido cultural en el que el
niño o la niña están inmersos.
A través de la perspectiva sociocultural, Vygotsky define el juego con ciertas características, como:
Actividad humana basada en las relaciones interactivas entre el sujeto y el entorno social donde se
desarrolla.
Relaciones interactivas.
Simbólico, se accede a diversos mundos en los que se pueden satisfacer necesidades. El símbolo
está asociado a los contextos que lo dotan de significado cultural, de esta forma las situaciones
imaginadas no son completamente independientes del entorno que las provoca.
Asociado a reglas que vienen impuestas por la acción dotada de sentido. En el juego se aprende e
interiorizan dichas normas y el valor social de las acciones que se presentan.
Otro de sus principales exponentes es Elkonin quien considera que en el juego no se aprenden las
propiedades físicas de los objetos si no el significado social y cultural que se realiza con ellos.
El juego infantil constituye la acción en la que el niño o la niña satisfacen su necesidad de aprender. Esto no
quiere decir que el juego acompañe a la acción de aprender y que ambas sean dos realidades paralelas o
interrelacionadas, significa que juego y aprendizaje forman un todo indisoluble.
Los niños y niñas tienen la capacidad lúdica asociada a cualquier acción que realizan debido, posiblemente, al
esfuerzo que supone el aprendizaje en los primeros dos o tres años de vida. Sin una motivación producida por
la vivencia placentera de su tarea sería impensable que pudieran desarrollar tal cantidad y variedad de
aprendizajes en tan corto espacio de tiempo.
En la primera infancia se convierte en juego cualquier experiencia y es jugando como se realiza la
mayoría de los aprendizajes.
La necesidad de aprender se satisface con el placer que proporcionan las actividades de
descubrimiento, así las tensiones producidas en la realización de la propia actividad y la vivencia lúdica se
retroalimentan implicando el desarrollo de los aspectos físicos y emotivos del niño o niña que juega.
Resulta imposible separar los ámbitos de la personalidad y del conocimiento durante el juego porque el sujeto
se implica en su realización de una manera plena. Prueba de ello la encontramos en el ensimismamiento y el
deleite que se observa en determinados momentos cuando el niño o la niña juegan solos o juegan en grupo.
El resultado esperado en la maduración es conseguir un equilibrio entre las diversas facetas o ámbitos de la
personalidad humana, y a la educación le corresponde la intervención para el desarrollo de las capacidades en
cada uno de los ámbitos.
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